Desde afuera

Él removió cada uno de tus recuerdos y te entregó a la realidad como una crema perfecta, bien batida. Alguna lágrima seguro adornará el postre. El presente es hermoso, el pasado y el futuro son variedades de aquello que hoy vivís, no te detengas niña, no lo hagas.

Tu avance es intermitente y hay algo que me asusta. Hasta dónde llegues no es la duda, sino que te detienes a mitad del camino y miras hacía atrás. Siempre hacía adelante, siempre adelante. Tu velo eclipsa tu mirada, el recorrido es largo y el destino lejano, lo sé, pero no falta tanto como piensas.

Hay un par de sentimientos que atormenta tu ser, digamos el odio y el deseo de venganza, el presente es hermoso y el único perdón es el olvido. También, como decía Borges, la única venganza. Pregúntame cuanto quieras, mi biblioteca, mi mente, está dispuesta para ti.

Me toca a mí, es cierto, mirar por la ventana de mi laberinto otros lugares, vigilar a algunas personas e intentar descubrir por qué es tan difícil poner en práctica los útiles consejos que te doy. El espejo me sonríe, bastardo. Lo más irónico es que el eco de mi ser es un poco más joven que yo y me sobrevivirá, al menos un instante. Eso duele, como pensar que, al igual que él, también te he perdido.