Transitar*

Tomó su lápiz y comenzó a escribir. Por su mente vagaba la idea de un cuento fantástico, un cuento de fantasmas. Reflexionó sobre el nombre del personaje principal, el anonimato lo tentaba, pero decidió darle su propio nombre “es excelente para la obra” se dijo.
Así relató, de manera breve y sin muchos detalles, como suele ocurrir en los cuentos, la vida de Héctor. Un joven escritor, que soñaba con publicar su libro de poesía. Sin embargo, la suerte y su evidente falta de talento, lo mantuvieron alejado de su sueño. Pero, como sucede comúnmente en las historias, un día las cosas cambiaron.
Así conoció, o mejor dicho, descubrió el amor, que algunos, mal a mi entender, denominan “el amor de la vida”. Pero no sólo su corazón cambió, su inspiración se vio afectada también; todos, siempre, necesitan una inspiración para poder hacer que sus obras, sean cuentos o cualquier otra cosa, se conviertan en espectaculares, mágicas. Para muchos escritores, el amor, o la persona amada, es esa musa necesaria para brillar. Todos sus trabajos, que pueda valer recordar, datan de ese período. Sin embargo, como todo lo que parece perfecto, no dura mucho tiempo, rápidamente descubrió que aquella a quien amaba con locura, no correspondía su amor.
Decir que su corazón se rompió en mil pedazos y que cada uno a su vez se dividió en otros mil, sería pecar de mentiroso, porque no refleja ni una milésima parte de lo que sintió en ese momento. A pesar de su dolor, no lo demostró, no lo llevó a la superficie, lo escondió entre las sombras de su alma, lo transformó en un oscuro secreto, que no se debía revelar ni tampoco volver a aflorar.
Durante un tiempo, melancólico y en soledad, supo escribir los versos más tristes que conoció jamás, no era por lo que dijeran, o por lo que otros pudieran leer, sino por lo que él leía en ellos.
Se suele decir que las cosas que uno busca no logra encontrarlas, no rápidamente por lo menos y aquello que no se necesita aparece constantemente. A Héctor intentar esconder, intentar ocultar, intentar borrar su sufrimiento le costó la vida. Un domingo, determinó la hora de su deceso.
Como fantasma vagó por la ciudad, hasta que un día tomó su lápiz y comenzó a escribir. Por su mente vagaba la idea de un cuento fantástico, un cuento de fantasmas. Reflexionó sobre el nombre del personaje principal, el anonimato lo tentaba, pero decidió darle su propio nombre “es excelente para la obra” se dijo.

*Publicado en Antología “Sendas”, Editorial DNA.

1 Comments

  1. MauroSebastian 4 agosto, 2009 at 12:48 am

    Transitar es quizá un cuento basado en otros y donde pude mostrar que los extremos se chocan, cada día que pasa siento que mejore un poco el estilo de escritura mas no dejo de mirar mis primeros pasos.
    Saludos