A veces,
sin quererlo,
enumero detalles
de su rostro
en mi mente.

No como un ejercicio
de tibia nostalgia
o prisión de recuerdos.

Sino como un
resultado involuntario
de mi curiosidad histórica.

Y no me limito,
en cuanto a estudio antropológico,
a simples detalles morfológicos.

Una sonrisa,
por ejemplo,
viene evocada
con alguna broma
y su voz.

Una mirada,
con contexto idealizado
y tal vez también
con una sensación
distante de tacto.

Y es raro que esas tumbas
sean profanadas cuando sé bien
que no esconden ningún tesoro.

Ni tampoco son
el sepulcro moderno
de un insospechado Lázaro.

Tags: .

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Relacionadas

Códigos que confunden, el nuevo rey del video y profesiones en riesgo
¿Perderemos nuestra capacidad de asombro?
TerapIA, hermosa mañana y el video no frena
Último Cada tanto, mejores resultados e imágenes más bonitas
Tenemos que ser más empáticos, la muerte del SEO y más herramientas
El rey de la montaña, pistas para un negocio IA y más
Cómo hacer tu podcast en español con IA

Copyright © Mauro Decker Díaz. Un sitio que funciona dentro de la plataforma de Medios Tres Barbas.