Metáforas líquidas

Me hablaba en susurros
porque le gustaba sentir
que compartía
algo secreto conmigo.

Llegaba siempre tímida
como una garúa matinal
que te sorprende sin paraguas
y te empapa hasta los pies.

Sus ideas se acumulaban
como un charco
que de forma desprevenida
terminas pisando.

Y después de un rato
te sofocaba a preguntas
al igual que la humedad pegajosa
de un día de calor.

Supongo que es normal
buscar metáforas líquidas
cuando uno vaga en el desierto.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *