La musa que no se dejaba tocar

El sol le lastimaba los ojos,
porque la naturaleza
envidia la belleza.

Pero yo solo veía su retrato
a la distancia infinita
del kilometraje ignorado.

O lo que pensaba
que era su retrato,
una foto desgastada
por el paso del tiempo.

Una instantánea
de un momento
que no volverá jamás,
porque el tiempo es una ruta
de un solo sentido.

Se caen los pétalos
sobre la hierba seca,
este jardín no existe
porque no la conoce.

Veo un cuaderno tirado
sobre la arena seca
y con las hojas en blanco.

Las nubes acechan con tormentas,
el cuadro se completa,
los círculos se cierran.

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