Autómata VI


Sin cadenas
ni puertas carcelarias,
espero mi momento
para ascender al poder.
El opresor
parece saturado
de una vida que no entiende
y le exige demasiado.
Tambalea sobre él
su poco poder
y se siente como Damocles.
Pero el hilo de esa espada
todavía no se corta
y el Autómata ya se resigna.
Pero hay algo
que me detiene
y a él lo sostiene.
Para arrebatarle el control
y destruirlo totalmente,
mi vida debe ser
entregada en sacrificio.
Lo haría gustoso,
pero una duda me carcome.
Ya sin tirano
¿desaparecerá la tiranía?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *