Paseo (casi nuevo libro)

Los primeros días de primavera
siempre tienen en la memoria
el gélido invierno que paso
como un recuerdo inevitable.
En un marco así,
caminábamos con el sol
en la espalda,
para entibiar las palabras.
Vos estabas jovial,
como siempre,
exhibiendo ante el mundo
tus fortalezas y atributos.
Yo iba cabizbajo y dubitativo,
como siempre,
prestando atención a cada frase,
a cada movimiento,
gesto,
sonrisa,
lágrima.
Las plantas apenas
se despertaban de su letargo,
los insectos mantenían
una actitud expectante.
Entonces largaste
con liviandad
que tu corazón había
encontrado un dueño.
En ese momento,
miraba vagamente
el horizonte
en el cual se veían
las señales de la tormenta.
La humedad cargaba la atmósfera.
Pero algo te frenaba.
Las posibilidades eran muchas,
el fracaso estaba latente
y en tu mente vivía una eterna sospecha,
una sombra en tus ilusiones.
Lo solucioné rápidamente,
te dije que en vez de
pensar tanto lo que sentís,
sientas lo que pensás.
Y seguí mirando a la distancia,
sabiendo que esa noche llovería,
más allá de que las nubes
me dieran caza.

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