Toda la magia de la libertad estaba pasmada en tus ojos grises, de tormenta, de delirio, de sueños. Sufriste la pérdida del amor, el desgarro mismo que te hundió en lo más tenebroso y profundo de tu propia agonía. Pero aquí estás. Se acabaron las esperas, las vísperas, el mirar el teléfono o el celular…