Marchamos,
durante varios días,
tal vez años,
a la espera de nuestro enemigo.

Las diferencias entre nosotros
eran abismales,
puesto que el origen
a veces nos determina en pensamiento.

Pero con cada combate,
con cada gota de sangre derramada,
nos volvíamos uno.

Entonces pasó,
era de noche,
vos llorabas
y yo trataba de reprimir
las ganas de fumar.

Después de tanto luchar,
después de tantas batallas,
el enemigo éramos nosotros.

Todavía guardo celoso
las cicatrices de esa derrota,
entre sombras en el exilio.

Tags: .

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Relacionadas

¿Sabemos cómo “piensa una IA”? La verdad es que no…
Productividad 2.0: meté IA en tu rutina y ganá horas de vida
La IA en el Congreso, qué pasa con Chrome, alucinaciones y más
Códigos que confunden, el nuevo rey del video y profesiones en riesgo
¿Perderemos nuestra capacidad de asombro?
TerapIA, hermosa mañana y el video no frena
Último Cada tanto, mejores resultados e imágenes más bonitas