Estoy perdido.
Lo sé
y los demás
también lo saben.

A veces
vago sin rumbo
o confundo los destinos.

Tantas cosas
que antes me gustaban
ahora ya no importan.

Pero… 
Ahh sí,
esos ojos grises
que se confundían
con el cielo nublado.

Ahí se rompió
la brújula
que inconsciente
seguía.

Esa constante
amenaza de tormenta
desarticuló el verso
que fundaba mi poesía.

Ahora soy otro rehén,
que pena persiguiendo a su captor
en una suerte de Estocolmo.

Temo enfrentarme
a mi reflejo en el espejo
cuando este viaje termine.

Tags: .

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Relacionadas

No hay que dejar sola a la IA, cada vez más difícil para los medios y más
Cursos y eventos, anuncios de Google y muchas noticias
¿Sabemos cómo “piensa una IA”? La verdad es que no…
Productividad 2.0: meté IA en tu rutina y ganá horas de vida
La IA en el Congreso, qué pasa con Chrome, alucinaciones y más
Códigos que confunden, el nuevo rey del video y profesiones en riesgo
¿Perderemos nuestra capacidad de asombro?