Me desvanezco
como un suspiro
antes de las campas
de medianoche.
O como un gato
que huye
luego de oír un grito.
Las estrellas
que antes me inspiraban
ahora sólo son puntos luminosos
en el cielo nocturno.
Pero algunas
todavía intentan resaltar
por sobre sus hermanas
mientras las miro
por la ventana.
Algunos gatos
sucumben a su curiosidad
y se enfrentan al grito.
Algunos hombres no suspiran
antes de las campanas
y no se arrepienten
de sus acciones.
Ellos enseñan lecciones
que todavía no aprendí.