Los límites del horizonte
se desdibujan en líneas
que nos recuerdan que todo
es un eterno regresar.
En el fondo lo sabemos,
se ve en nuestros ojos,
se siente en nuestros pies.
Hay una frase que nadie
se anima a decir,
pero que casi
se puede cortar en el aire.
No quedan espadas,
ni lanzas,
ni palabras
para salvarnos.
¿Será este ocaso
el final de nuestras historias?
¿Aquellas que en algún momento
simularon la gloria?
Si nuestro tiempo ha de finalizar,
que nuevas historias consigan
la redención que nosotros
no conseguimos.