El rocío de la mañana 
se evapora sin remedio, 
porque es su suerte 
ante la presencia del Sol.
Los pájaros no saben 
que construyen su nido 
sobre los vestigios de la vida 
de algún hombre o mujer que fue.
Una nube vaga solitaria 
en el cielo despejado, 
acompañada por alguna leve brisa 
que la aleja de mí.
Un nene juega con un perro 
y me miran al pasar, 
pero no se perturban por mi presencia.
¿Qué destino me espera 
al llegar a la esquina? 
¿Tendré la posibilidad de decir algo?
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