Ella, todavía inmortal,movía los dedosmientras jugaba con la ideade su mortalidad. Yo, tan mortal como todos,la escuchaba con la nostalgiadel que se apaga con la noche. Esa divagacióncasi filosóficame arrastró como un torrentea una serie de enumeraciones dolorosas. Las copas vacías rotas,un sinfín de derrotas yuna guerra casi perdida. El sol se despide en el…