Ella todavía sonriendose acercó y suspiróque mis fracasosno eran derrotas. Pero que nuestra clepsidraya se había agotadoy tenía que dejarla partir. Una vez más contemplé por la ventanacomo la luz del sol se escabullíaentra las hojas de los árboles. Un gato saltabade rama en rama,siguiendo algo que yono podía ver. El dramatismo se terminócon la…