En el preludio de mi despertar
vislumbré un tótem bañado
de un líquido ámbar
rodeado de un manso arroyo.

Se floreaba como un tesoro
o un trofeo
casi inalcanzable,
tal vez inexistente.

Pero en esa fantasía
había una sensación
o un sentimiento
muy familiar.

La idea de desconocer
quién ganará,
pero estar seguro
que yo ya perdí.

Al abrirse,
mis ojos se reconfortaron
con la oscuridad total,
esa que tanto me gusta.

Tags: .

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Relacionadas

No hay que dejar sola a la IA, cada vez más difícil para los medios y más
Cursos y eventos, anuncios de Google y muchas noticias
¿Sabemos cómo “piensa una IA”? La verdad es que no…
Productividad 2.0: meté IA en tu rutina y ganá horas de vida
La IA en el Congreso, qué pasa con Chrome, alucinaciones y más
Códigos que confunden, el nuevo rey del video y profesiones en riesgo
¿Perderemos nuestra capacidad de asombro?