Es una gota cruel
la última de la clepsidra
para aquel que no encuentra el norte
en ningún lado.

De nada le sirve
dibujar figuras en los cielos,
porque desconoce las estrellas.

Solo repite
un par de historias
que lo ayudan a enfocarse
como talismanes.

El hombre en el laberinto
que conoce su destino
al ver la sangre de la bestia
en el suelo.

Un hijo ambicioso
que no se conforma
con ver el Sol de lejos.

Un general que sabe
que cruzar un río es no volver,
pero que igual no puede volver.

Un ciego que llora
a una o dos mujeres
y se refugia en la erudición
y la distancia.

Un desertor
que dibujó su propia bandera
y busca la gloria
en sus pequeñas guerras personales.

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