En los pasillos la gente
se amontona y comenta,
entre susurros y cuchicheos.
Se miran y se interpelan
sobre una casual derrota
que los dejó sin habla.
En los pasillos se dicen
que no estaban participando,
que no había nada que perder.
Pero en esos mismos pasillos
sus estómagos crujen
y sus manos sudan.
Están desorientados
en sus conversaciones
y no saben a dónde ir.
Me miran.
En los pasillos
la gente habla
de la suerte echada
y de la derrota.
Se pegan a las puertas
o se ponen debajo de los marcos
buscando protección.
En los pasillos alguien
augura nuevos principios
sin saber que una época terminó.
Y yo siento
que esas tristezas
serán nostálgicas canciones
en el futuro.