Caía,pero no era una estrellani un objeto atadoa la gravedad inevitable. Estaba mi lugar con el elefantey el tigre ya había jugadobien sus cartas,mordiendo,desangrando. Su cabello dibujabasiluetas de fantasmasen el aireque la acariciabacomo yo lo haría. Me examinó,cruel,de forma profunday desgarradora,sabiéndome vencido. Pero no me remató,solo se alejódespacioluego de escucharmesusurrar su nombre. Fui su víctimados…