“Estamos perdidos”, susurró o pensó en voz alta Christó al ver el desierto. Puede que fuera cierto, los campos sembrados y prontos a cosechar habían sido arrasados. De las sombras surgieron fantasmas en forma de bandidos que nos arrebataron los esfuerzos. “Estamos perdidos”, repitió más convencido del inexorable destino que nos tocaba. Cayó de rodillas,…