Dilemas trae la noche
entre musas de escritorio,
algún sueño que quedó en el tintero
y esos ojos que son promesa de futuro.
Toda la tristeza
que siente aquel que perdió
no se compara con la del que espera alcanzar
y nunca llega su momento.
Porque el presente
nos juega malas pasadas
a veces
y las estrellas caen del cielo.
Pero en cada fracaso
hay una secreta victoria
que debemos atesorar.
Las guerras que perdimos
son las bases
de nuevas contiendas.
Hay llamas
que aunque parece
que se extinguen,
solo necesitan algo de leña
para volver a incendiar todo.