Con ojos de pradera
y cabellos color sombra
apareces en mi vida
adueñándote de mis sueños.
Una frágil fantasía,
duda ante todo,
de lo que ya no imaginaba.
Los temores
se apoderan de mis manos,
pues no quieren romper
lo que parece perfecto.
Estos labios podrían,
pero no dirán,
esas palabras que acaben
con nuestro lúgubre silencio.