Tal vez
la construcción del autómata
comenzó antes de ser
consciente de ello.
Sus planos estuvieron
mucho tiempo en mi mente,
irónicamente mientras cumplía
con las tareas que tenía
pensadas para él.
Entonces pasó.
El tiempo libre
me dio momentos
de llevar las manos
a la obra.
Había mucho para diseñar,
mucho que construir,
mucho para ordenar.
De a poco el autómata
fue tomando forma,
mientras que lo cocinaba
con mi propia llama.
Será una cuestión azarosa,
pero la obra
siempre tiene
partes del artista.