Se nos presentan bifurcaciones
detrás de cada esquina
y es inevitable preguntarse
el camino a tomar.
Otras veces,
el camino lo elige otro
y uno es víctima
de un recorrido indeseado
pero no necesariamente infructuoso.
O al contrario,
somos victimarios de uno,
dos o tres
a nuestro cargo.
No nos podemos olvidar
que cada elección
tiene un costo,
un camino que no seguimos.
Una espera
que no supimos realizar
o una oportunidad que no dimos.
Un fracaso desventurado
o por elección
ante una victoria injusta.
La traición
para ganar
pese a ser peores
por hacerlo.
El amor
o la soledad acompañada.
La certeza
de amanecer cada día
con una sonrisa
o el miedo
después de una pesadilla.
El beso de día
o el beso de noche,
que sea de despedida
o bienvenida.