Siempre hay una cruda verdad
para aquel que esté dispuesto
a buscarla y encontrarla.
La vida es,
al fin de cuentas,
una composición
de crueles momentos
con pausas.
A veces conocemos algún mesías
que hace que todo tenga sentido
y que el tiempo se evapore.
Pero nunca duran suficiente,
son falsos profetas.
El laberinto siempre está,
la complejidad nos acecha
pero no interviene
hasta que no comprendemos
que todos nuestros esfuerzos
son inútiles.
Ella se va,
nuestros dedos se separan
y no se volverán a tocar.
El sol brilla en el horizonte,
nos es indiferente.
Nunca está de más aclarar
que tarde o temprano
todo se termina.