Es sabido que la vida
se basa en las decisiones
que se toman,
siempre.
Algunos avanzan,
en la vanguardia
y perecen valientemente
cara a cara
con el enemigo.
Otros mantienen su posición
y esperan una oportunidad mejor.
Y están los que retroceden,
a veces dejando detrás
los amigos desprotegidos.
También es posible
que se cuente con una moneda
u otro método azaroso
para desligar el peso de elegir.
Sin embargo,
aunque Dios ayude
en la tormenta,
el marinero
debe estar en el timón.
Entonces
la teoría
se vuelve práctica
y es necesario actuar.
Un día comparas
al mundo con una canción
y le decís
que de todos los compases
ella es el más hermoso.
Instintivamente
decidís no apostar
todo lo ganado
y te retiras de la mesa.
En el momento menos pensado
tu mundo se derrumba,
sin advertencias
y es necesario abandonar
todo lo que tenías
y amabas.
O te obligan a hacerlo.
Ojalá
a la hora de determinar el camino
nos alcance el tiempo
para una breve reflexión,
o las piernas para soportarlo.