La luna nos observa
seguramente
detrás de las nubes
que cubren casi todo el cielo
y amenazan a la distancia
con el diluvio.
Pero no llegará,
la promesa sigue en pie
y el fin aún parece lejano.
Entonces nos quedan
sólo esos pequeños finales,
los que destruyen mundos internos,
que transforman las esencias,
los eternos abismos del ser humano.
Las puertas se nos cierran
y son una negativa
que pesa sobre todo.
¿Y por qué medito sobre esto?
Porque al mirar el firmamento
no te encontré
luna.
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