Hoy estuve nuevamente
en el lugar dónde todo acabo.
Las mismas puertas, las mismas ventanas,
idénticas paredes circundaban el lugar.
Parece ser
que el mundo
no se ha enterado
que las estrellas ya no brillan.
Existen cementerios sin lápidas,
flores o muertos
y están consignados por la memoria,
como una penosa parcela de la historia.
Las oportunidades se esfuman,
las recibidas o las que se dan.
Todo,
tarde o temprano se terminará.
La paciencia es una cruel esclava
que en un momento cualquiera
dice basta y adiós,
en la misma frase.
Ya no llueve,
pero el sol no saldrá. 
Tampoco hay  nubes,
no queda nada.
Espero que el día de mañana
me depare otros destinos,
otros sueños y otras compañías,
sino estoy perdido.
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