Caminaba por la calle, mirando los árboles y las casas, sin preocupaciones, sin esperanzas. Entonces, de la manera más inesperada y ante el brillo más insignificante, te recordé como en el pasado. Tal vez fue la mariposa, o esa extraña forma de la roca la que te evoco.

Puede ser que no te recordase a ti, sino a alguna otra, las anteriores. O quizá imagine a mis futuras musas y sus besos, sus caricias, sus sonrisas. Desconozco cómo seguirá mi libro, ese que es mi vida y yo no escribo. Tampoco sé nada del tuyo, ese guión que te obligó a dejarme.

Sólo un paso, una fracción ínfima de tiempo, un instante. Un pestañar, y tus ojos claros frente a los míos, nuestros sueños, nuestros paseos, esos que no dimos. La separación y posterior olvido me someten, de manera poco constante pero dolorosa, a estas evocaciones momentáneas.

Hoy vi en una flor tu rostro. Sentí en el viento tu fragancia. Escuche en los pasos tu voz. Pero no estabas, desde antes no estabas. El poema me miente, el poema me dice que volverás. Yo sé que no es cierto, maldita elegía. Pero igual le creo, o hago que creo.

Tags: .

Relacionadas

La lógica de los nuevos mercados, cada vez más llenos de fakes y lunes otra vez
¿Cómo tenemos que seguir?
🧠 La nueva era de la IA: del asistente creativo al agente autónomo
Clave de crecimiento, cómo se usa la IA, imitar el cerebro y más
No hay que dejar sola a la IA, cada vez más difícil para los medios y más
Cursos y eventos, anuncios de Google y muchas noticias
¿Sabemos cómo “piensa una IA”? La verdad es que no…