La continuidad y tu silencio

El círculo se cierra y todo vuelve a comenzar. El sufrimiento y el amor, que tienen tanto en común, la vida y la muerte, lo bueno y lo malo. Pero un día esto no será así. Un día el círculo se abrirá y finalizará, en el fin de los días. Será ese, entonces, el destino del mundo.
De cualquier modo, cada uno de nosotros posee su propio círculo, aunque este no es perfecto. La continuidad y repetición nunca es igual y los días no se suceden como en un conteo. Las experiencias nos enriquecen, por más que algunos digan lo contrario. Mi cielo tiene muchas estrellas que antes no conocía.
El corazón nos duele, por cualquier motivo, valido o no. Es el día pasado el que me ha convertido en lo que soy y el camino no es lo que era. Todo tiempo pasado fue mejor y diré esto mañana del hoy que odio, pues la memoria nos engaña.
El sol saldrá hasta que muera, todos moriremos y los que nos sigan hablaran de un círculo. Espero que ellos entiendan que no es perfecto porque nada lo es. O quizá sí. Todo lo perfecto tiene una contradicción interna que encierra todas las posibilidades de la existencia. El ser todo y nada a la vez lo hace perfecto. Puedo nombrar dos ejemplos: La Verdad y Dios. En ambos casos la cantidad de contradicciones internas que tienen, puesto que abarcan toda la realidad y aquello que no lo es, los convierte en algo inalcanzable, infinito. Entonces caemos en el agnosticismo ante Dios y ante la Verdad.
Y mi verdad es que el círculo de la vida no es perfecto. Porque mañana no seré como hoy. Tal vez sea mejor, tal vez no. Quizá no sea. Pero su imperfección nos recuerda que en realidad, hay algo que cumple un ciclo y se renueva. Interesante es pagar el precio y ver que se obtiene a cambio.