Una nueva rosa florece en mi jardín, allí, donde antes estaba la que se marchito con los soles. Los meses transcurrieron; los recuerdos son esas rocas en el cauce de un río y es el tiempo el agua que las erosiona, las desmorona. Las cosas cambian, se renuevan, mueren y la sombra de lo que fue es dispersada por la luz que trae la esperanza de lo futuro. Por reflejo he guardado un pétalo, dentro de un libro, de aquella vieja rosa. Ha desteñido, es verdad, y coloreado las páginas que ahora manchan los dedos. Mas no hay perfume más fuerte que el que emana la nueva rosa de mi jardín.

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