Esta es la primera entrega de una serie de artículos explorando la intersección de la inteligencia artificial (IA) con los medios de comunicación y la creación de contenido para redes sociales. Este contenido surge de nuestros experimentos en Tres Barbas, donde usamos la IA para potenciar el trabajo humano, no para reemplazarlo.
Es importante aclarar este enfoque, ya que muchas personas en la industria de la comunicación temen que la IA pueda eliminar empleos. Esta preocupación es válida cuando se trata de tareas repetitivas. Sin embargo, si vemos a la IA como una oportunidad para crear nuevos roles, como los Editores de Inteligencia Artificial, el temor puede convertirse en una oportunidad de crecimiento.
Pero, ¿qué es la IA? Es una rama de la ciencia de la computación enfocada en el desarrollo de máquinas y software capaces de realizar tareas que requieren inteligencia humana. Estas tareas incluyen la toma de decisiones, el reconocimiento de patrones, la comprensión de lenguaje natural y la percepción visual. Hoy en día, la IA se ha integrado en nuestra vida diaria, desde los sistemas de recomendación en plataformas de streaming hasta los asistentes virtuales en nuestros dispositivos móviles.
Beneficios y posibles usos de la inteligencia artificial
Examinemos los beneficios y aplicaciones potenciales de integrar la inteligencia artificial (IA) en nuestras redacciones, más allá de los ya comunes bots o proyectos individuales que aprovechan soluciones como ChatGPT.
El beneficio más inmediato es la automatización de tareas rutinarias, tales como la recopilación de datos y la generación de informes SEO. Al liberar a los periodistas de estas tareas, les damos más tiempo para enfocarse en la creatividad y el análisis.
Acá freno para hacer una observación: es posible que aquellos que son “liberados” de tareas monótonas, luego de esto, señalen que sus ingresos no son acordes a desarrollos más complejos. Excede la lógica de este conjunto de notas, pero al menos en las redacciones argentinas con las que trabajé este problema surge más temprano que tarde y es un problema de fondo que hay que tener siempre presente.
Volviendo, en términos técnicos, la personalización de contenido en función de las preferencias del usuario es una práctica en crecimiento, especialmente útil cuando la generación de contenido es masiva o muy significativa.
El uso de la IA para asistir en la creación de contenido, con la figura emergente del Editor de IA, es una de las primeras aplicaciones prácticas que pueden realizarse con la tecnología actual, con una inversión mínima y un enfoque centrado en el humano. Desarrollaré más este concepto en futuros artículos.
Otro uso técnico de la IA es la moderación de comentarios, una tarea que ya pasa por muchos filtros pero que puede ser más eficiente con el apoyo de la IA.
Como se puede ver, las aplicaciones potenciales de la IA en las redacciones son diversas y pueden ser implementadas tanto por el equipo de programación como por los propios periodistas.
Lo “no tan bueno” de la inteligencia artificial
Uno de los errores comunes es asumir que los modelos de lenguaje actuales, como las inteligencias artificiales, pueden generar contenido periodístico de calidad sin supervisión. A menudo se piensa: “Las IA generan contenido, entonces les pedimos contenido evergreen [utilizable en cualquier momento] y listo”. Aunque las IA son capaces de generar contenido, este estará limitado a su base de conocimiento, ya sea los datos de entrenamiento o la información adquirida a través de búsquedas en internet.
Esta es una limitación significativa, ya que, independientemente de cuánto se haya entrenado a una IA, es difícil garantizar que un artículo esté completamente libre de desinformación potencial debido a las fuentes consultadas. Existe además el fenómeno de las “alucinaciones” en los modelos de lenguaje, donde la IA puede generar respuestas basadas en estímulos no presentes en su base de datos.
Tampoco debemos olvidar que una IA es, en última instancia, una máquina. Aunque puede simular emociones en sus textos, no las experimenta. Esto no es necesariamente negativo, pero algunos contenidos requieren un nivel de expresión que no se puede alcanzar artificialmente.
En términos de ética y manejo de datos, surge el dilema de informar al usuario que el contenido no fue desarrollado por humanos. En nuestro equipo, hemos establecido que todos los textos generados por IA son editados por su correspondiente Editor de IA, para ajustar el tono de los textos y verificar la precisión de los datos.
Finalmente, debemos considerar el costo. Para el usuario promedio los costos pueden no ser elevados: una suscripción a ChatGPT Plus y la Suite de Adobe proporciona acceso a mucha de la tecnología de punta para uso doméstico. Sin embargo, para medios de comunicación que producen 2.000 artículos al mes o más, los costos cambian significativamente, sin contar la capacitación necesaria para utilizar estas herramientas.
¿Qué podemos hacer?
El objetivo de esta serie de artículos es proponer un enfoque para la adopción de tecnología que potencie a los humanos en su labor de mejorar la comunicación y el contenido en los medios.
El primer paso crucial, en mi opinión, es adoptar la figura del Editor de Inteligencia Artificial. Tal como su título indica, es un editor como cualquier otro, solo que su función es supervisar el trabajo de las inteligencias artificiales en lugar de redactores o cronistas humanos. Este rol es complejo y requiere un conocimiento sólido en varias áreas:
- Edición periodística
- Verificación de datos
- Comprensión de las herramientas de Inteligencia Artificial y su funcionamiento
- Formación constante
Para concluir, creo que la integración de la inteligencia artificial en las redacciones es inevitable. Sin embargo, debemos ser cautelosos para garantizar que su adopción sea beneficiosa y no se convierta en un arma de doble filo que, a mediano plazo, nos haga perder la confianza de nuestra audiencia por incumplir nuestro contrato con ellos.
Nota: las imágenes de este artículo fueron generadas por Express de Adobe y el texto fue revisado y complementado con ChatGPT 4.