Silencio, no hay nada por decir.
Silencio, es la única respuesta.
Silencio, sólo silencio.
La oportunidad no llegó nunca, es imposible para él conseguir un consuelo. No hay reina, no hay ya esperanza. Como todo dolor, traía consigo ríos de tinta y de lágrimas.
Cuando los caminos buscan destinos opuestos, difícil es avanzar. Tarde entendió que estaba equivocado. Calló y dio pie a la palabra tan temida de la despedida: “adiós”.
Ahora pena su debilidad, que nunca existió.
Ahora guarda un recuerdo.
Sabe que falta.
Espera, espera, espera…