Hace seis meses
nos miramos a los ojos
por última vez
y nos despedimos.
En esos treinta centímetros de distancia
flotaban posibles dispares,
ideas perpendiculares y una línea,
una tentación
que no cruzamos.
La vida siguió,
es lo que mejor sabe hacer.
Como el agua del río,
la piedra que rueda por la ladera,
y tantas otras metáforas
que se pueden utilizar
para decir que el tiempo
transcurrió sin preguntarnos.
Mañana me espera
la oportunidad de volver
a encontrarte
y no hay mundo posible
que me disuada de hacerlo.