De nuevo
en estos puertos tristes,
se prepara otra Odisea,
de años perdidos en alta mar
y costas cada vez más lejanas.
Es este muelle
nuestro fiel destino,
de melancolías
y sombras augustas,
de algún lugar olvidado
que reaparece,
de un beso que no fue.
Es esa espera
la que te lleva a reflexionar
antes de subirte a la embarcación.
Tantos días de sol que has olvidado,
ahora que sólo hay tormentas,
las charlas eternas
con alguna compañera de carretera.
Esas amistades
que quedaron a un lado del camino
y no pudiste
o no quisiste,
volver a recoger.
Es cierto,
la inmortalidad te espera
lejos de casa,
pero entiendo tu dudar
al pensar en las catedrales
y los templos que quedarán atrás.
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