Las flores
todavía no han florecido
y la soledad me encierra
como el aire.
Todavía resuena
en mis oídos
el tronar de la puerta
durante la despedida,
prólogo de mis pesares.
Todo lo anterior no importa,
o parece que no importa.
Ese beso,
esa espera,
la lluvia que nos cubría,
el sol que no vimos,
la inmensidad del horizonte
por la mañana.
Faltó un abrazo,
una caricia,
una palabra alentadora,
un perdón
que no nos dimos.
Sólo quedan las fotos digitales,
que no se pondrán amarillas.
Un poema que nunca leíste
y seguramente un regalo que no recibí.
Lento,/ pero constante,
tu recuerdo se vuelve leyenda
y otras cosas ocupan
los espacios que abandonaste.
Las pequeñas cosas nos consuelan,
una hormiga recorre su camino,
no sabe que sufrimos.
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