Un beso se escapa,
entre los dedos
que acariciaron un hombro
por el tacto bendecido.
Colores en los ojos
que se pierden
y se confunden
con el entorno,
al punto de no saber
si se mira
o se es mirado.
Un aroma que arrastra
al más profundo de los sueños
y que sin él
ya no vale la pena respirar.
Llegar al punto de encuentro
hace los pies livianos,
cada paso que distancia
los trasmuta en plomo
y el lastre se agrega
tonelada a tonelada.
La agonía de
no poder contemplar
una vez más
el sol terrestre
en su cabello,
so pena de perder
la visión.
Pues el corazón
hace tiempo
está perdido.
Pero,
cómo querer seguir
viendo más allá.
Si verte fue mi epifanía.
Las demás verdades
hace tiempo
carecen de sentido.