Las baldosas no siguen
un orden simétrico,
pero no importan
a la hora de llegar
a un destino.
Las puertas se suceden
y quizá detrás de ellas
esté el amor verdadero,
pero no tocas a ninguna.
El sol de la mañana,
algunos días,
vuelve rosas las nubes
y hace las caminatas más nostálgicas.
El viento es compañero y enemigo,
como algún perro callejero
que te sigue
pero no se deja acariciar.
Una canción
que flota en la memoria
obliga a ser tarareada
y muchas veces dirá
cosas que tu prefieres callar.
¿Y si vuelves tus pasos
y tocas ese timbre
que tanto anhelas?