¿Qué habrá sentido Ícaro
en el instante previo
a que sus alas se desintegren,
cuando el cielo parecía
al alcance de su mano?
Tal vez lo mismo que Napoleón,
el invencible,
cuando miraba con deseo
la estepa rusa.
El poder y la seguridad
de Hitler
después de la invasión a Francia.
La confianza
en la mano de Teseo
al ver tendido al Minotauro,
ya sin vida.
El júbilo de Troya
ante la ofrenda gigante
de un pueblo derrotado
por sus murallas.
¿Qué habrán sentido
Alejandro Magno
y Julio César,
amos del mundo?
¿Qué sentiste tú
la primera vez
que besaste con amor?
Hoy recordamos sus finales,
pero sin esas victorias
no serían nada en la memoria.