Para Ana
Cerca del pueblo donde nací
hay un monte
y sobre su colina norte
una casa abandonada.
Esa casa tiene
una habitación
particularmente oscura
y aislada del resto.
En esa habitación
hay un espejo
cubierto por un antiguo
paño de terciopelo rojo.
Pero ese espejo
refleja todo en verde claro
y solo así
puedo verme verdaderamente.
Tal vez nada de esto exista
y sea una metáfora
de la soledad remota
de mis recuerdos.
Puede que el reflejo de mi cara
sea aquello que añoraba ver
cada mañana al despertar a tu lado.
El tiempo se hizo cargo
de difuminar tanto la realidad
que ya no puedo saberlo.