Te tendí una trampa
y te dejaste atrapar,
pero nunca te retuve realmente.
El principio emulaba
el nacimiento de una estrella
con un brillo abrasador.
Pero el tiempo desgastó
palmo a palmo
tu semblante
y tu sonrisa.
Las plumas
se desprendieron
como pétalos en otoño.
Y el canto menguó
como la luna
que busca desesperada
una despedida para renacer.
Sin más imágenes
para convencerme
te dejé partir
y vi tu vuelo por última vez.
Tengo un amuleto
en mis manos
que espero vuelvas a buscar.