No se apagaron las llamas,
pese a que de lejos
parezcan ascuas dispersas
y sin leña.
Pero quizá
la tibia soledad del silencio
haya erosionado esa imagen
que varios se crearon.
Detrás de los ideales,
hay personas de carne,
agua y huesos
que se equivocan o mueren.
Nuevas batallas se perdieron
y aquellos soles ya solo dan sombras,
porque la luz está en otro lado.
En algún lugar
alguien me susurra
que todo pudo ser distinto
y tendría el mismo sentido.