Su muñeca se movíalenta pero firmemientras dibujabauna lágrima en el lienzo. Yo improviséque esa gota también erael río y el tiempo,entre risas. Ella me miró,siempre con una sonrisay se me acercó despaciocomo la niebla. Cuando ya podía sentirel calor de sus labios en mi mejillasusurró casi entre suspirosque todos los corazones tienen que romperse. Todavía…