La cadena, una vez más, se rompió y el velo cayó como un conjunto de hojas en otoño. El misterio estaba resuelto sobre la mesa, ya tenía la necesidad de saciar mi curiosidad cubierta. Mi penitencia, que me condena siempre, estaba cumplida y mi pena había sido purgada. Nuevas tareas se alzan en el horizonte,…