Sentí la fragancia
de las rosas en el parque
y presentí tu presencia
distante.
Pero no te encontré
escondida entre los árboles
o jugando en alguna hamaca.
No estabas junto al río
tirando piedras
esperando lograr que reboten
más de una vez en la superficie.
Ni recostada sobre el césped,
deseando alguna reflexión
que no saldría de mi boca.
El puente demostraba tu ausencia,
en esa  baranda donde solías contemplar
el paso del agua y del tiempo
que a veces son lo mismo.
Es cierto,
no compartimos el momento,
pero dejaste tanto de vos
en tantos lugares distintos
que tal vez te adiviné
entre los árboles.
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