Te busqué
como a un sueño
que se sospecha
pero no se conoce.
Los años se juntaron
despacio pero sin parar
y las primaveras pronto amenazaron
con tenues otoños.
¿Dónde quedaron
los veranos de mi vida?
¿La esperanza
que nos impulsaba al fondo?
¿No te vi en las sospechas
de un día nuevo,
cuando el sol recién salía?
Las preguntas ahora
pueden parecer innecesarias,
pero es lo que nos queda
entre las sombras.
Ellas y un juego,
que supone
posibles finales
a una misma situación.
Ellas y ellos y tus ojos
con el reflejo de luz
de una ventana entreabierta,
una sonrisa y un suspiro.
La interrogación se desgasta
en el uso inútil
de consultar a la pared o al techo
desde la cama.