Te sigo robando musas
le dije a un amigo
cuando caminábamos
en el desierto que es la ciudad.
Las viejas inspiraciones
han sufrido el desgaste
de menciones reiteradas
y elegías agobiantes.
Las nuevas flores
todavía no florecen,
pero algunas ya presumen una belleza
que aún no vi.
En la transición,
usurpé esa imagen
que es Irene,
mujer de muchos,
mujer de nadie.
Las baldosas
se hacen grandes
mientras camino
sin un destino definido.
Las hojas que caen
presagian un otoño inexistente
pero que me aplastará.
¿Sabrá Olivia
aprovechar sus oportunidades?
¿Seré yo capaz de dejarla?
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