“Soy también el más idiota. Amo a otra persona más que a mí mismo, he enseñado a mi amada cómo atarme a ella y, ahora, nadie me puede liberar”
Merlín
Según cuentan algunas antiguas historias, el más poderoso mago de todos los tiempos, capaz de ver el futuro, enseñó a su amada el hechizo más poderoso que conocía y ella lo utilizó para encerrarlo por toda la eternidad. Muchos dicen, o creen, que sigue esperando en algún lugar el momento de ser liberado.
No es difícil dilucidar el motivo de su derrota, el amor lo cegó totalmente. Tampoco cuesta entenderlo. Pobre y viejo Merlín, cuán grande era la belleza o la inteligencia de esa mujer para velar tu mirada todopoderosa. Seguramente el color de sus ojos era muy profundo, o su sonrisa sumamente contagiosa. Tal vez sus palabras eran versos en los oídos mortales, o su suspicacia tan atractiva que invita a imitarla.
Antiguo sabio, tú sabías bien que destino te esperaba y simplemente te entregaste, necio y tonto. Conocías los proverbios pretéritos, las artes ocultas, pudiste verlo y sin embargo… ¿Qué nos queda al resto? ¿Cuántas verdades hay para nosotros? ¿Cómo no fracasar?
A simple vista y sin un gran esfuerzo, podemos comprender que la respuesta es sólo una: nada. Por lo tanto preocuparse por el futuro es algo vano y pensar en el pasado es algo tortuoso, sin poder retroceder. El hombre nos dejó un último gran truco, una enorme lección.