En el preludio de mi día
fui capaz de ver y tocar mi cielo,
desde la cobijadora sombra de la noche
me parece utópico el sentimiento.
Me resta la vida
para esperar alcanzar
de nuevo ese sol,
acariciar esas nubes,
contemplar el horizonte.
Lo que queda
es insomnio
comparado con
el momento soñado.
Aunque se me ocurran
algunas metáforas
o versos
para describir mis anhelos,
todo esfuerzo es vano.
Me resta una sola cosa por decir.
Hay un par de labios tibios
que evocan mi nostalgia.