No me sorprende que algunas cosas simplemente pasen y nadie pueda de evitarlas. Por pereza o apatía, indiferencia o negligencia el agua que es la vida inunda rápidamente nuestra guarida hasta ahogarnos. Nada podemos hacer ante la inevitable realidad de apagarnos con el día. Pero no es nuestro único pecado, están también esas otras muertes…